El viaje personal de Steve Borloz a través de la adicción y la recuperación le brindó una profunda comprensión del poder transformador de la compasión. Instructor apasionado de Kundalini Yoga, enseñó yoga con el Proyecto Libertad en Prisiones de Sudáfrica y co-desarrolló una rutina basada en la atención plena para un Centro de Tratamiento de Adicciones local. Steve es Facilitador y Líder de Círculo de Compassionate Inquiry, comprometido en apoyar a otros a reconocer sus propios dones y explorar nuevos caminos hacia la sanación.
Esta publicación hace referencia a un breve extracto de la historia de transformación y sanación de Steve a través de Compassionate InquiryⓇ. Escucha su entrevista completa en The Gifts of Trauma Podcast.
En el 2010 hice muchos cambios en mi vida. Me divorcié. Me mudé a un nuevo país. Empecé un nuevo trabajo. Pero aún así, no estaba feliz.
Cuando me mudé a Sudáfrica, me despertaba cada día con la hermosa vista de Table Mountain, pero no la disfrutaba. Me tomé un año sabático en el trabajo, y cuando ese año terminó, volví con una nueva perspectiva. Pero no duró mucho porque mi trabajo en marketing giraba en torno a mi habilidad de convencer a las personas de que compraran algo que en realidad no necesitaban. Poco tiempo después, este trabajo empezó a entristecer a mi alma. Una parte de mí no estaba alienada con la persona en la que me estaba convirtiendo, y fue esa parte la que inició mi cambio interno. Así que elegí liberarme de esas identidades; de las tarjetas de presentación, del dinero… y me comprometí a encontrar lo que mi ser auténtico quiere.
La primera parte de mi historia está enfocada en mi trabajo como sponsor de deportes extremos. Desde una edad muy temprana, me sentí atraído a los riesgos. Mi sistema nervioso estaba feliz cuando estaba en hiperexcitación. Solo me sentía vivo cuando estaba en peligro. En los deportes extremos, las personas arriesgan conscientemente sus vidas: vuelo con traje de alas, salto base desde edificios, antenas, acantilados… Y algunos mueren. Apoyar y coludirme con estas personas, alimentar sus adicciones a la adrenalina y las mías propias, era mi vida. Pero cuando fui testigo de que la gente se lastimaba y moría, mi alma comenzó a sufrir.
A los 16 años descubrí el alcohol y el sexo. Utilizaba la pornografía para incrementar mi adrenalina. Esta es la segunda parte de mi historia. Ver pornografía me ayudaba a regular mi sistema nervioso. Me sentía vivo. Pensaba que todos los hombres veían pornografía varias veces al día, pero nadie hablaba al respecto, así que presentí que había algo de verguenza en eso. Adicionalmente, la pornografía tenía un impacto importante en mi forma de relacionarme estar en la intimidad con otras personas dado que no hay sensualidad en ese mundo. Me di cuenta de que mi uso de la pornografía era mi mecanismo de afrontamiento ante mi percepción de ser una persona demasiado sexual, una persona muy intensa. En las fiestas, la gente me preguntaba si tenía cocaína. Nunca he consumido cocaína en mi vida, pero mi forma de ser era tan intensa que distorsionaba la percepción que las personas tenían de mí.
En el mundo del marketing de deportes extremos, se espera un alto nivel de intensidad y entusiasmo. Algunos lo veían como una pasión, pero Gabor Maté ofreció otra perspectiva, y yo también veo esa diferencia. Tener pasión no tiene el mismo sabor que ser compulsivo, de casi no poder detenerte. Gabor también exploró la diferencia entre compasión y pasión. En la compasión, hay conexión, contigo mismo o con otra persona. La pasión carece de esa conexión. La experiencia interna es completamente solitaria y, a menudo, te sientes solo, incluso rodeado de gente. Recuerdo haber asistido a un concierto y sentirme tan absolutamente solo que tuve que irme. Todos a mi alrededor estaban conectando, pero yo no podía conectar, ni conmigo mismo ni con nadie más.
Reconocer estos comportamientos como adicciones inició un cambio radical en mi vida que apoyó mi sanación. Me alejé de mi trabajo, del éxito, la identidad y las comodidades. Lo hice paso a paso, y en ocasiones retrocedí. Por ejemplo, renuncié a un trabajo de marketing, pero cuando me asusté por no ser financieramente autosuficiente, acepté otro. Mi plan de quedarme en ese trabajo por un año se convirtió en tres años. No se desarrolló como esperaba, sin embargo, en 2016 di el último paso. No fue fácil. Tuve que equilibrar la confianza en lo desconocido con prestar atención a quién me apoyaba activamente, o estaba dispuesto a hacerlo.
Cuando comencé mi camino, Compassionate Inquiry no existía. Así que me uní a otro programa, Beyond Addiction, dirigido por Sat Dharam Kaur. En ese programa, Gabor habló sobre la autoindagación. Mi intención inicial era unirme a Beyond Addiction y facilitar ese proceso, ya que lo sentía muy cercano a mi corazón. Pero al profundizar en Compassionate Inquiry, me resonó de manera aún más poderosa. Unirme a la formación abrió nuevas puertas.
Tenía miedo de cómo hacerlo funcionar financieramente, y hablé de esto en mi grupo de hombres. Me sugirieron que empezara a ofrecer coaching dentro de una empresa. Me animé. Y cuando incorporé Compassionate Inquiry, no solo funcionó para las personas a las que servía, sino que también alimentó y nutrió mi alma.
Al mirar hacia atrás, reconozco que mi historia de tomar riesgos y buscar adrenalina me ayudó a “dar el salto” desde una carrera financieramente gratificante (pero destructiva para el alma) hacia lo desconocido. La parte aventurera de mí estuvo presente cuando decidí irme. Y mi conexión con los hombres en mi grupo de apoyo me llevó de sentirme completamente solo y desconectado a un entorno de apoyo y conexión.
Es irónico, porque de niño, tenía miedo de la energía masculina. Un regalo de mi adicción al sexo y al amor fue la recomendación de socializar con hombres. Para mi sorpresa, conecté con otros hombres sensibles, lo cual fue muy revelador para mí. Como dice Gabor, no hay adicto que no sea hipersensible, de lo contrario, no estarían adictos…
La curiosidad es algo que siempre he llevado dentro de mí. Lo que me faltaba era autocompasión. Lo llamo “ser más suave conmigo mismo”, porque he sido muy duro conmigo, luchando por aceptar partes de mí. Esta ha sido una gran transformación, y aún continúa. Todavía puedo ser demasiado duro conmigo mismo. ¿Alguna vez a un niño o a un hombre se le ha dicho: “Sé más suave”? Eso no pasa.
A medida que fui tomando más conciencia y siendo más suave conmigo, comencé a darme cuenta cuando estaba siendo autocrítico, sin castigarme como solía hacerlo. Curiosamente, aunque es increíblemente incómodo, no es difícil. Aprender a suavizarme ante esa incomodidad ha sido clave para mí.
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The Gifts of Trauma es un podcast semanal que presenta historias personales de trauma, sanación, transformación y los dones revelados en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista, y si te gusta, por favor suscríbete y compártelo.