Por Aki Shigihara
En Asia, con sus diversas culturas vibrantes y ricas tradiciones, surge una historia compleja. Esta narrativa puede ser difícil de navegar en el camino hacia la sanación y la comprensión y, a veces, puede sentirse casi imposible de superar. Aunque en Japón existe un movimiento que busca hablar sobre la salud mental, aún se consideran “locas” a las personas que atraviesan desafíos como la depresión y la ansiedad, y a menudo se percibe como una debilidad en la comunidad. Yo misma solía creer que llorar o mostrar cualquier emoción “negativa” o “mala” era una señal de debilidad.
El grupo focal de Asia busca indagar en las complejas dinámicas familiares dentro del contexto asiático. Nuestra conversación más reciente esclareció las experiencias que existen dentro del arquetipo de la familia asiática “feliz”. Esta dinámica a menudo nos deja con dolores sin expresar, necesidades no satisfechas y vergüenza cuando mencionamos que existe algún indicio de “negatividad” en la familia. Esto resulta en que nuestros clientes crean que la forma en que fueron tratados estaba bien. Esta práctica está profundamente arraigada en nuestras expectativas culturales. Además, el poder penetrante de la pretensión es un arma de doble filo: protege la imagen pública de la familia, mientras nos aprisiona en sentimientos de negación y supresión. Darnos cuenta de esto nos ha llevado a discusiones muy profundas sobre la importancia de la autenticidad y sobre los retos de mantenernos auténticos dentro de estas dinámicas.
Nuestra misión con esto es proyectar luz sobre las unidades familiares aparentemente “felices”, en las cuales las sonrisas enmascaran penas, para así poder ofrecer un santuario donde estas historias se puedan contar, escuchar y nos permitan sanar. A medida que navegamos a través de estas narrativas, también investigamos cómo las personas asumen creencias y prácticas espirituales para evitar problemas emocionales no resueltos. Nuestro grupo focal es una plataforma para que sus integrantes puedan compartir sus experiencias y así crear un espacio más compasivo para un entendimiento y crecimiento colectivo. También hablamos sobre lo que nos parece útil dentro de los espacio terapéuticos y cómo podemos navegar los retos culturales con nuestros consultantes.
El 60 % de los suicidios a nivel mundial suceden en Asia. China, India y Japón representan el 40 % de los suicidios en el mundo. ¿Por qué se da esto?
Suele haber vacilación al momento de reconocer, mencionar o abordar problemas de salud mental dentro de la dinámica familiar cuando se mantiene cierta imagen de “familia”, llevada por el miedo al juicio o al estigma social. Esto lleva a un estrés emocional más profundo y una reticencia a confrontar los retos. La presión de parecer perfectos nos lleva a tener expectativas poco realistas, sentimientos de no pertenencia y falta de apoyo emocional genuino, lo cual exacerba la sensación de aislamiento y desesperanza.
Nuestro grupo focal enfatiza la importancia de abordar la salud emocional como un aspecto fundamental del bienestar de las personas. A medida que continuamos en este camino que no siempre es fácil, pero es muy gratificante, nos comprometemos a expandir nuestro entendimiento de las delicadas dinámicas familiares, expectativas culturales y creencias espirituales. Dentro de esta comunidad, estamos dedicados a seguir contribuyendo a un discurso más amplio sobre prácticas terapéuticas, en especial cuando se trata de los matices culturales que influencian nuestro acercamiento a la sanación.
Mediante nuestras conversaciones y el compartir de ideas, nos damos cuenta de que nuestra prioridad para crear seguridad es enfatizar la importancia de adaptar los espacios terapéuticos para respetar e integrar el contexto cultural y las creencias de cada persona. Al fomentar una comunidad basada en la empatía y la compresión, abrimos el camino para el crecimiento personal y colectivo, comprobando que aun en las exploraciones más profundas de nuestro dolor, no estamos solos.